Todos conocemos las moras y en casi todos los pueblos, también en Horcajo, hay en cantidad suficiente como para saber de su sabor. En mi pueblo, La Zarza de Pumareda está poblado de zarzales y por tanto de moras; de ahí su topónimo. Recuerdo, cuando niños, aquello, de: - ¿Vienes a moras?- Nos vamos a moras… O también: -Nos vamos a nidos- Sé uno - yo también-. ¿Dónde?, Dime tú antes el tuyo – no, dímelo tú primero-. Así o parecido y si topabas con uno mayor o más vivo que tú, te sacaba toda la información y localización del tuyo y la del suyo no te la decía, o no existía. Vienen estos recuerdos provocados por esta ristra de moras perfectamente ensartadas en una paja de avena que mi amigo Enrique, visitante de nuestra página, me ha traído de su pueblo serrano Villanueva del Conde, con el fin de que viera cómo en su niñez hacían cuando salían a por moras. ¿A que en La Zarza no lo hacíais así?. Tuve que reconocer que no; que las recogíamos en un bote (no había llegado aún el plástico) o en un pañuelo, que podéis imaginar cómo quedaría teñido de morado. Y que su sistema es un gran invento, una buena idea, ecológica además, y que como no la tienen patentada, podemos utilizar por lo cómoda que resulta. Gracias, Quique.
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